Trail de Pazos de Arenteiro a Carballiño

Altimetría

Track

Supongo que si me mato a entrenar entre semana, cansado después de trabajar y con un hambre lobuna es para poder disfrutar de estos domingos de carrera, aunque esta vez también he sufrido y de lo lindo que a fin de cuentas en eso se basa esto del trail.

Esta no se puede catalogar como de montaña pero si de típico monte gallego, con sus cuestas para arriba, con sus cuestas para abajo, sus aldeas abandonadas, sus cementerios en sitios de lo más insospechado, sus ríos caudalosos, sus rocas milenarias y sobre todo con sus sonidos en esos bosques que parecen de cuento.

Pero todo esto empieza en la salida que se daba en Pazos de Arenteiro (una aldea en lo más profundo del concello de Boborás que en la época medieval vivió su esplendor), después del control de firmas salimos desde la placita de la iglesia bajando hacía el río para pronto empezar una subida a un monte que me dejo tocado ya para toda la carrera.

Ahí me di cuenta que no estaba todavía bien del todo, ni mucho menos al 100%, pero bueno fui regulando los primeros kilómetros que eran los más duros sin gastar una fuerza de más (que no tenía) siempre bien acompañado por mi amigo Fema que sacrificó parte de su carrera por echarme una mano. Por supuesto nuestra posición era bastante retrasada pero en realidad a mi me daba lo mismo porque estaba disfrutando como un enano.

Como para no disfrutar corriendo por aquí.

A la altura del kilómetro 7 y pico un corredor se cayó justo delante nuestra y tuvo la mala suerte de torcerse un tobillo y Fema  se volvió unos 2 kilómetros para avisar a alguien de la organización porque no teníamos móvil ninguno (otra muestra de lo crack que es y del compañerismo de mi amigo Femita). Lo malo fue que mientras esperaba me quede muy frío y eso hizo que mis piernas luego lo pagaran.

Cuando volvimos a correr una vez llegada la ayuda de la organización aun nos quedaban 10 kilómetros por delante que los hicimos a un ritmo cómodo disfrutando del paisaje y charlando un poquito. El recorrido seguía siendo precioso con distintos tipos de terreno e incluso un río que atravesar, pero lo que más me canso sin duda fue una zona de tierra muy suelta casi arena por la orilla del río donde costaba avanzar.

Ya casi llegando a Carballino la parte más bonita pero también con más peligro de romperse uno la crisma, una zona de rocas y pasarelas de madera que resbalaba un montón.

Al final llegada a meta con bastante retraso pero contento y enganchado perdidamente a las carreras de montaña.

Ahora a por la Media de León que esa será otra batalla.