
En estos días de frío y lluvia salir a correr es todo un acto de valentía, yo ahora salgo después de trabajar en torno a las 20:30, os puedo asegurar que a esa hora hace un frío que pela, sobre todo al principio de mi circuito invernal que discurre al lado de un río en una zona muy sombría. Así que (con la alternativa de estar en casa calentito al lado de la cocina de leña tomando una sopita) me paso todo el día dudando si será buena idea pasar frío por ahí a lo tonto.
Ayer sin ir más lejos estas dudas se estaban haciendo fuertes y empezaban a clarificarse hacia lo que podríamos llamar “Living la vida perra”. Al mediodía me dije que por preparar la bolsa no pasaba nada que era como las enciclopedias que te venden por las casas “sin ningún tipo de compromiso” y me fui a trabajar con ella, al acabar me cambié (venga, empiezo a correr y si veo que la cosa se pone mal lo dejo y punto), llegue a la zona de lanzamiento de corredores y empecé a ritmo cochinero, “pues parece que se me pasa el frío”, “que bien voy”, “vamos a bajar al puerto que hace tiempo que no veo el mar”, “¿De qué escribiré en mi próxima entrada del blog?, “Patatas, leche, Pan de molde, detergente, que no se me olvide el aceite”, “Yo me quejo del frío y la pobre Chus en la Antártida”. Total que envuelto en todos esos pensamientos pasaron los kilómetros y al final se convirtió en una buena tirada de 12km y pico.
A veces vencer la pereza te da unas satisfacciones increíbles, así que ya sabéis, cuando dudéis salir a correr pensad que no hay mejor premio que lo a gusto que se queda uno después de la ducha calentita endorfinado hasta las cejas.
Un abrazo.