viernes, 12 de noviembre de 2010

¡Ay omá qué hambre!

Estas dos semanas estoy haciendo más kilómetros que un Simca 1000 y sinceramente estoy deseando no tener que correr una media maratón nocturna o algo parecido después de estar todo el día trabajando.


Además y lo que es muchísimo peor a esas horas que ya voy con un hambre de perro de ciego la gente no se le ocurre otra cosa que preparar la cena (torturadores) y claro esos olorcillos que si a tortilla de patatas,que si a filete, que si a churrasco son una tortura para mí. Lo peor es en una zona de restaurantes que allí ya es para verme la cara, ¡Qué explosión de sensaciones! Parezco el oso Yogui ese siguiendo el rastro de las cestillas de los campistas.




Pero eso sí, cuando la situación se vuelve insostenible y el estómago anda loco de la vida es el momento de correr un ratillo por la zona de la depuradora de agua que oler huele a ostias pero por lo menos me quita momentaneamente el hambre.



 Lo que hay que hacer.

2 comentarios:

Bel_ga_rion dijo...

Pues cuidado con la deshidratación que entre el sudor y las babas que te caigan por el exceso de salivación puede ser peligroso, jeje. Quien te vera cenar cuando llegues a casa....

Tecolinha dijo...

jajajaja.
Me recuerda (la primera parte, claro) a mis entrenos por la Dehesa de la Villa los domingos, junto a las terracitas de los restaurantes que cocinan el churrasquito, o por el Parque de Santander, me pregunto a qué narices se les ocurre poner un restaurante en medio de un parque con actividades deportivas...
Lo de la depuradora es una buena estrategia, jajaja.
¡suerte con el maratón de lisboa, tiene que ser preciosooooooooo!